Veracruz, Ver., 12 de mayo de 2025 — La seguridad ciudadana se resquebraja mientras los políticos de Morena recorren el estado en caravanas de camionetas blindadas de lujo, financiadas con recursos públicos. Aunque pregonan austeridad, sus trayectos contrastan con la inseguridad cotidiana que enfrentan millones de veracruzanos a pie o en transporte público. El despliegue de escoltas y vehículos impenetrables ha sido registrado en múltiples eventos recientes de campaña.
El uso de estas unidades de alto blindaje ha despertado alarma y molestia en sectores sociales, quienes señalan una desconexión total entre el discurso de “gobierno del pueblo” y la ostentación visible de sus representantes. Mientras la población exige mayor presencia policiaca en calles, colonias y caminos rurales, los candidatos viajan resguardados como jefes de Estado en zonas donde los asesinatos y asaltos son cosa de todos los días.
Este fenómeno no es aislado ni exclusivo de una región: de norte a sur del estado, se han documentado caravanas compuestas por Suburban, Tahoe y otras unidades de gama alta. Testimonios de habitantes de municipios como Minatitlán, Orizaba y Poza Rica evidencian el patrón repetido de vehículos blindados circulando sin placas visibles y custodiados por personal de seguridad privada. Algunos incluso acusan que estos desplazamientos paralizan calles y bloquean el acceso a servicios públicos durante horas.
Mientras los ciudadanos siguen esperando respuestas ante los feminicidios, secuestros y balaceras, los aspirantes de la autodenominada “transformación” viajan en cápsulas de acero, inmunes al miedo que sí alcanza al resto. La distancia entre la calle y el poder, al parecer, nunca estuvo tan blindada.